martes, 27 de abril de 2010

Participación de Alumnos de Educación Popular. 3° Encuentro

Sábado 24 de Abril. Tercer encuentro.

Con un poco de retraso, llegue el sábado a la casa de la cultura de Quilmes, allí se encontraban sentados en ronda la mitad de los integrantes del taller del segundo encuentro más alguna cara nueva. Alejandro, repitiendo la consigna de la temática que tocaba el taller, a modo introductorio para aquellos que  no lo habían escuchado antes.
Esta vez, contábamos con la concurrencia de tres compañeros más de la UNQ y, una tamborista que inundo con otro clima a la entrada en calor, pero también con algunas ausencias que se hicieron notar. Al ritmo de los tambores comenzamos caminando para sacarnos el frio que nos hacia encorvar. Pudimos jugar con nuestras miradas y con los movimientos del cuerpo a la vez que nos íbamos aclimatando.
El primer ejercicio constaba de toparnos con una persona y quedarnos detenidos ante sus ojos y, tras observar la expresión de su mirada, íbamos de a poco desnudando su interior. Fue un ejercicio muy positivo, pues al principio presentaba un poco de incomodidad, y fue inevitable para algunos hacer gestos o risitas tímidas que esconden el miedo a que descubran su interior, pero luego las miradas se detenían a ser más sinceras y profundas.
Continuando con los tambores, lo siguiente fue, pensando en un opuesto a mí, intentar desarrollar un personaje de a poco, a través de una forma de caminar, de moverse y de actuar. Luego le adjuntábamos una personalidad, una forma de hablar y de pensar. Primero lo físico y luego como por arte de magia, iba saliendo sola la parte psíquica.
Una vez interiorizados en el personaje creado, nos juntamos en ronda para presentarnos dentro de ese traje. Cada uno había desarrollado una personalidad, algunas opuestas otras solo diferentes o exageradas. Con ese personaje creado, nos juntamos en grupos de cinco personas para realizar una improvisación.
Estas improvisaciones, tuvieron un resultado asombroso, de manera ambigua, los tres grupos conformados, mostraron la misma temática: el intento de integrar a alguien a un grupo determinado, porque tenga características diferentes, terminando no por incluir las diferencias,  sino por establecer un concepto univoco de prototipo que se debe igualar.
Como conclusión y a modo de reflexión nos sentamos a charlar en un medio círculo donde expusimos nuestros sentimientos, y miradas sobre los ejercicios.
De aquí, tomo como cuestiones que me llamaron la atención como: a Rodolfo, un personaje del grupo de “la tercera edad” que conto que se sentía raro, porque no puede hacer expresar a su rostro rígido, la felicidad que su alma siente y quiere reflejar; o a Catalina, otra jubilada que siente la necesidad de sentirse joven y, lo demuestra con una exagerada actitud.
Es interesante como a partir de mirarse mutuamente dejaron ser a sus personajes que, aunque algunos más forzados que otros, emergieron del alma. Poder expresar una oposición a nosotros mismos, debe incluir primero un reconocimiento de nuestra personalidad, luego de una situación que no es consiente, que no se plantea, sino que fluye del interior al exterior y, aun así muchas veces no puede ser representada por las formas que toma en nuestro cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario